El gusano blanco (Phyllopertha horticola) es la especie más común que causa daño sobre césped. En verano las larvas se alimentan de las raíces, haciendose evidente a corto plazo, que hay partes del césped que no crecen bien y comienzan a cambiar a un color amarillo-marrón, de aspecto menos fresco.
El gusano blanco (Phyllopertha horticola), también conocido como larva de escarabajo del césped, es una plaga común que afecta jardines, campos de golf y áreas verdes. Estas larvas se alimentan de las raíces de las plantas, debilitando el césped y provocando manchas amarillas o marrones, además de facilitar el desarraigo de las plantas. Para manejar esta plaga de forma sostenible, el control biológico del gusano blanco es la mejor alternativa.
El control biológico consiste en el uso de enemigos naturales que actúan directamente sobre las larvas de Phyllopertha horticola, reduciendo sus poblaciones de forma efectiva y sin dañar el entorno. Este método evita el uso de pesticidas químicos, respetando la biodiversidad y favoreciendo un ecosistema equilibrado.
Entre las opciones más eficaces para el manejo del gusano blanco se encuentran los siguientes:
Nematodos entomopatógenos: Los nematodos como Heterorhabditis bacteriophora son altamente eficaces contra las larvas de Phyllopertha horticola. Estos microorganismos penetran en el cuerpo de las larvas y liberan bacterias que las eliminan rápidamente, asegurando un control preciso y natural.
Hongos entomopatógenos: Hongos como Metarhizium anisopliae infectan y eliminan las larvas del gusano blanco, especialmente en condiciones de alta humedad, actuando de forma sostenida en el suelo.
El uso de métodos biológicos para combatir el gusano blanco ofrece numerosos beneficios. En primer lugar, son específicos, atacando exclusivamente a las larvas sin afectar a otros organismos benéficos ni al césped. Además, no generan residuos químicos, protegiendo el suelo y el agua de contaminantes.
Otro aspecto importante es la sostenibilidad. Los agentes biológicos no solo eliminan las larvas existentes, sino que también permanecen activos en el suelo, ofreciendo un control continuo a largo plazo. Esto disminuye el riesgo de reinfestaciones y la resistencia de la plaga.
Para implementar el control biológico de manera efectiva, es fundamental aplicar los nematodos o hongos en las etapas iniciales de desarrollo del gusano blanco, cuando las larvas son más vulnerables. Asegúrate de mantener el suelo húmedo antes y después de la aplicación, ya que esto facilita la movilidad de los agentes biológicos en el suelo y aumenta su eficacia.
Es importante también realizar un monitoreo constante del césped para detectar signos tempranos de infestación, como parches amarillos o césped que se levanta con facilidad.