La Procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) produce importantes daños, especialmente en Pinos, aunque también ataca a Cedros y Abetos. La Procesionaria del pino es
un lepidóptero típicamente mediterráneo.
Ciclo biológico
En verano aparecen las mariposas de Procesionarias del pino; se aparean y la hembra pone los huevos en las acículas de los árboles (así se llaman las hojas de las Coníferas).
Las orugas nacen a los 30 ó 40 días de la puesta, es decir, entre mediados de septiembre y mediados de octubre (Hemisferio Norte).
Las orugas construyen nidos o bolsones de seda que les sirven de refugio para pasar los fríos del invierno.
Cuando llega la primavera, o finalizando el invierno (desde febrero a primeros de abril), las orugas descienden en fila al suelo, de ahí el nombre de Procesionaria; se entierran y
crisalidan dentro de un capullo (ver foto superior de la crisálida).
De las crisálidas surgen en verano las mariposas que se aparearán dando comienzo a un nuevo ciclo.
Síntomas
Mechones de acículas secas producidas por las orugas al roer las hojas en vez de comerlas completamente.
Bolsones de seda muy típicos en las copas a medida que avanza el invierno.
Orugas por troncos, ramas y suelo.
Daños
Las orugas se alimentan en invierno de las acículas de Pinos y Cedros, provocando que éstas se sequen y caigan.
El daño más importante lo hacen desde el final del invierno hasta mitad de primavera, cuando las orugas son más grandes y voraces.
La defoliación rara vez produce la muerte de los Pinos pero los debilita en gran medida, facilitando el ataque posterior de otras plagas. Los Pinos pequeños sí se pueden secar.
En jardines, perjudica el aspecto estético.
Otro daño importante son las urticarias y alergias en personas y animales domésticos.
Las orugas están recubiertas por unos pelillos urticantes que se dispersan y flotan en el aire, produciendo irritación en piel, ojos y nariz.